jueves, 28 de julio de 2016

En época de examenes....

Estamos en época de exámenes, los alumnos se ponen nerviosos y sufren mas de la cuenta... Los profesores también...



por Gabriela Conti


Tuve la suerte de tener un Maestro, que en lugar de recalcar aquello que estaba verde, disfrutaba y enseñaba a disfrutar de todo lo que uno iba logrando con el instrumento.
No es que no corrigiera, por el contrario... pero sus correcciones siempre incluían la explicación de cómo resolver el problema y también incluían el buen humor que descontracturaba. De este modo, cada error era una transición hacia un nuevo estadío de aprendizaje en el instrumento...
Mis años en la cátedra como alumna fueron de lo mas placenteros. 
Y qué aprendí? En principio aprendí a tocar el instrumento. Hoy tengo mi propia cátedra y comprendo que también aprendí que cuando un alumno disfruta puede dar lo mejor de si. Que cuando un alumno sufre, se ocupa de su padecimiento y no de tocar,  mucho menos de interpretar.
Volviendo al tema que hoy me convoca, los exámenes... quiero decirles que desde mi óptica un examen es una instancia donde se convalida un año de proceso de aprendizaje y cómo tal no se pone en juego ni la valía de ese músico/alumno, ni su dignidad.
Simplemente se trata de presentar frente a una mesa examinadora, para hacer públicos y entonces convalidables mediante la firma de los otros profesores, las habilidades adquiridas durante todo el proceso de aprendizaje de ese año.
En un examen se evalúa mediante esa muestra que da el alumno, un proceso, del que forma parte el alumno y el docente, como equipo. Por ello es muy importante tener en cuenta los avances que el propio docente observó durante el año.
Una mesa de examen no es un tribunal donde juzgar al alumno. La palabra adecuada según mi criterio es Convalidar, dar validez legal a los fines institucionales a esos conocimientos, para que puedan completar la currícula y obtener su título al final del proceso completo de formación.

Desde mi lugar docente trato de lograr que los alumnos conserven esta idea de proceso, crecimiento, formación. También me importa mucho que el alumno no pierda, en el esfuerzo por alcanzar sus metas, la CAPACIDAD DE DISFRUTAR.
Desde siempre supe (y en gran parte gracias a mi Maestro) que el rendimiento de un alumno no depende de la actitud rústica, primitiva y exigente de un docente, sino del compromiso del propio alumno.
Aprendí que el alumno se esmera porque al fin de cuentas a nadie le gusta tocar mal. De modo que, de mas está ponerle cara de perro al alumno cuando no le sale. Es mejor proveerlo de soluciones.
Me despido hoy deseándoles puedan disfrutar de sus próximos exámenes, tanto como yo he disfrutado cada uno de los míos durante mis épocas de alumna en el Conservatorio.

Quiero dedicar esta breve reflexión a mi querido Maestro Jorge Slivskin, en agradecimiento a esa maravillosa forma de enseñar apostando a que el alumno cuando se compromete, puede lograr lo que se propone... Esta fue la mejor enseñanza!




Gabriela Conti
Flautista - Profesora
Lic. en Música de Cámara
Maestrando en Psicología de la Música.

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